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Taylor Swift se encuentra en uno de los mejores momentos de su vida, tras su gran éxito por su trayectoria musical. Pero, lejos del escenario y todo lo referente a la vida de la cantante, la joven ha demostrado tener un gran interés en los autos.
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Por eso, te contamos el gusto que tiene Taylor Swift por los autos. Además, que modelos ostenta hasta el momento.
Taylor Swift y su pasión por los autos
Taylor Swift en diferentes canciones ha dado a conocer que siente cierto gusto por los autos, pero nadie tenía idea de que su pasión era totalmente verdadera hasta que se adentraban más a fondo en su vida.
Taylor Swift tiene un gusto por los autos, los cuales ha podido lograr comprar a lo largo de su carrera, gracias al reconocimiento que ha obtenido.
El primer auto que Taylor Swift compró fue en el 2007, cuando cumplió los 18 años. La cantante tuvo a su disposición un Chevrolet Silverado Rosa, que fue un presente de su sello discográfico.
Pero, en el año 2008, decidió donarlo a una organización benéfica, pero Taylor Swift continuó con su gusto por los autos y, hasta el momento, cuenta con una amplia selección.
Los autos de Taylor Swift
Taylor Swift tiene un gusto especial por los autos, por eso aquí te contamos a detalle cuales son los que hasta el momento tiene en su poder.
El primer auto de Taylor Swift es un Toyota Sequoia negro, con un estilo Gangsta, el cual la cantante ha dejado ver en alguna oportunidad, especialmente cuando va al supermercado.
El segundo carro de Taylor Swift es un Porsche 911 Turbo. Es un coche considerado de lujo, el cual tiene como especialidad las velocidades, ya que posee un motor de 6 cilindros, lo cual produce un total de 480 HP.
Otro auto en el amplio garaje de Taylor Swift es un Mercedes- Benz Viano. Es un modelo que cuenta con grandes asientos de cuero, el cual te permite subir hasta casi 8 pasajeros.
La última adquisición que tiene hasta el momento Taylor Swift es un Nissan Qashqai, el cual tiene un valor de 30 mil dólares y que se habría comprado para no ser captada por sus fanáticos.
